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Durante mucho tiempo, la sonrisa era una cualidad extraña en la historia del retrato. Abre un enigma que no deja de cuestionar nuestro imaginario desde los orígenes de la civilización. Las representaciones más antiguas de un rostro sonriente se remontan a Mesopotamia. También los encontraremos en las estatuas de los faraones, entre los etruscos, incluso en las imágenes de Buda. Pero, por lo que respecta a Occidente, y ya con el arte cristiano, éste se vuelve sumamente serio. La sonrisa no reaparecerá hasta el gótico, ya bien entrado el siglo XII.
3 de mayo. Kutxa Kultur. Sala Ruiz Balerdi