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Una hora llena de improvisación, frescura, sorpresas, locuras y un poco de incómodas verdades con el fin de hacer un sitio a las mujeres en el mundo de la comedia.
No deja indiferente a nadie al ser tan directa con el público al que se enfrenta. Hace un repaso de todas las trabas que se encuentra una mujer a lo largo de su vida, sexual, matrimonial, laboral, etc… Sin pelos en la lengua, Aroa va explicando toda su vida, en un monólogo lleno de picardía, risas, y una gran complicidad con el público.
El acento ribero y su desparpajo son armas muy utilizadas por ella, y con lo que realmente el público siente empatía hacia sus historias.